29 nov 2010

PEPITA Y EL TOPO REINALDO


Pepita, una adolescente de tercer curso, vivía en un piso de la calle Alcalá, con sus dos padres. Ella tenía un problema, era muy tímida y por eso tenía miedo de presentar un trabajo de ciencias a sus compañeros.

Un día su madre habló con su madre sobre el tema y ella le dijo:
-Pepita, hija, te voy a contar una fábula que me contó tu abuela cuando yo tenía tu edad. Dijo la madre.
La mujer le contó a su hija la fábula. Era la siguiente.
Corrían tiempos de invierno en el bosque de las Hayas azules. El señor topo estaba como siempre con su mujer y su hijo Reinaldo en su casa, ya que en esa época la nieve había cubierto el agujero de salida. El señor topo estaba preocupado porque su familia estaba muy aislada y a su hijo salía muy afectado por que al faltar casi todo un trimestre a clase no se relacionaba con sus amigos y los estaba perdiendo. Un día su pare decidió hablar con él y le dijo:
-Reinaldo, hijo, sé que piensas que eres desgraciado y diferente a tus compañeros, pero no podemos hacer nada para cambiar de casa.- Dijo el padre.
-Papá estoy bien, no necesito que nos cambiemos de casa.- Contestó Reinaldo.
-Hijo, sé qué te pasa algo y que no me la quieres contar por alguna razón. Si tienes algún problema de cualquier tipo no dudes en decírnoslo.- Dijo el padre.
Reinaldo se retiró a la cama y se quedó toda la noche pensando sobre lo que le había dicho su padre.
Al día siguiente, Reinaldo se levantó pronto por una serie de ruidos que estaba oyendo fue a la habitación de sus padres y vio que no estaban. De repente Reinaldo oyó un grito de su padre, el salió corriendo a la llamada de su padre y descubrió un túnel, que la salida estaba libre y que se podía salir. Reinaldo salió y su padre le dijo:
-Reinaldo has visto este año el deshielo ha llegado antes y ya puedes volver al colegio, así que corre que vas a llegar tarde.
Reinaldo fue corriendo al colegio y cuando llegó Reinaldo fue corriendo a su buen amigo el cerdo Oing Pocilga y le dijo:
-¡Oing, he vuelto!- Grito Reinaldo alegremente.
El cerdo se giró a Reinaldo y este le miró con la cara extrañada y cuando Reinaldo le fue a dar un abrazo este se extrañó, se apartó y luego le dijo:
-¿Y tú, quién eres?- Le dijo el cerdo al topo sorprendido.-No serás uno de esos topos que están encerrados por la misma naturaleza para que no molesten.-Rio el cerdo en compañía.
Reinaldo salió disparado y llorando hacia su casa y cuando llego le dijo a su padre cabreado:
-No pienso volver al colegio. -Gritó Reinaldo lloriqueando a su padre.
Entonces Reinaldo se fue corriendo a su habitación y se encerró.
Al día siguiente, Reinaldo se levantó y fue al colegio al llegar al colegio, Oing fue y le dijo:
-¡Eh, tu topo! porque ayer me diste un abrazo, es que haces con todo el mundo que no conoces lo mismo.-dijo el cerdo levantando la voz.
Por la tarde el padre de Reinaldo habló con su hijo y le dijo:
-Hijo, ¿qué te está pasando en la escuela?-preguntó el padre.
-Es que Oing dice que soy un extraño para él y que nunca me ha visto.-respondió Reinaldo.
-Has probado a recordárselo.-dijo el padre.
-No.-respondió el hijo.
-Pues deberías de recordárselo.-dijo el padre.
Reinaldo se fue a dormir pensando en lo que le había dicho su padre.
Al día siguiente Reinaldo fue a la escuela y consiguió convencer a Oing que el tiempo había Hecho olvidarle y que tendría que recordarle. Desde ese día Oing no volvió a olvidarse de su amigo y se hicieron inseparables.
Yo que estaba allí y que lo vi se me ocurrieron estos versos:
Si quieres que algo te salga bien,
debes pensarlo bien.bes pensártelo muy bien

No hay comentarios:

Publicar un comentario