Parecía haber
amanecido, Marcos como cada navidad se había levantado el primero para ver si
Santa Claus había sido bueno con él. Abrió hasta el último de sus regalos,
incluso uno de su hermana. Un año más, Papá Noel había acertado en todo: un scalextric,
el último de Mario Bros., la granja de los playmovil… Pasó un gran día con sus
padres, jugando con todos sus nuevos juguetes.
Llegó el día
siguiente, Marcos estaba impaciente por ver si su deseo se había hecho realidad,
se levantó más pronto que nunca, pero para su decepción debajo del árbol de
navidad no había nada. Al rato sus padres se levantaron, gritando con todas sus
fuerzas: “¡Feliz Navidad Marquito!”. El niño se quedó asombrado al escuchar
aquello, y no supo que decir. Tras un inusual y cariñoso desayuno, Marcos y sus
padres decidieron ir a dar un paseo por el barrio, para, como ellos decían, “respirar
el espíritu navideño. Al salir del portal se encontraron con Vicenta la vecina
de arriba, con la que en el pasado la familia de Marcos había tenido grandes
problemas por el ruido, sin embargo, los padres de Marcos al verla la cara se abalanzaron
a ella forrándola de cariño y amor. Marcos no comprendía semejante cambio de
comportamiento, pero las sorpresas no acabaron ahí. Al pasar por la puerta del
mercado, donde generalmente se encontraban los más desfavorecidos, Marcos
observo un gran número de personas que entre canciones y abrazos intentaban
alegrar el día a los más pobres. El mayor de los asombros lo encontró mientras
caminaban por la comúnmente conocida como “Calle de los bancos”, donde todos
los establecimientos, repletos de gente, habían cambiado su nombre por el de “Banco
de Ilusión”. Entraron en el que más gente había y… ¡aquel establecimiento se había
convertido en una verdadera fuente de cariño! En vez de dinero se intercambiaban
besos y abrazos. Paso a paso, Marcos encontraba sorpresas parecidas, pero no se
percataba de lo que estaba pasando.
Tras el paseo,
la familia de Marcos decidió ir a la casa de los abuelos a comer, Marcos aún tenía
la esperanza de que allí hubiera regalos esperándole. Sin embargo, esto no ocurrió
y Marcos concluyo finalmente, pensando que su deseo no se había cumplido.
Entonces se dirigió a su padre y le pregunto: “Papi, ¿Por qué hemos venido a
casa de los abuelos si aquí no hay regalos?”. El padre se extrañó ante
semejante pregunta, y contestó a su hijo: “¿Regalos?, ¿a qué te refieres con
regalos?”. “Ya sabes papá, juguetes y todo eso”. Respondió el niño. Observando
con detenimiento a su hijo, contesto muy seriamente el padre: “Hemos venido, porque
aquí hay regalos, al igual que en todos los sitios por donde hemos estado esta mañana.
Donde están los verdaderos y mejores regalos de la navidad: el cariño, el amor,
la familia, la solidaridad…”. El chico quedo enmudecido y entonces entendió
todo lo que estaba pasando. Pasó algo inesperado, mientras Marcos jugaba a
saltar en el sofá se cayó al suelo. De un salto se incorporó en la cama y
comprendió que todo había sido un sueño. Era 25 de diciembre, sin embargo esa
navidad sería diferente para Marcos, ya que había comprendido el verdadero
significado de la Navidad.