6 dic 2013

CUENTO DE NAVIDAD: EL REGALO QUE HAY EN TI

Era Noche Buena, las luces brillaban en todas las casas, que se llenaban de cariño y emotivos reencuentros. Marcos, como todo niño, ya había escrito la carta a Papá Noel, y rebosaba de ilusión esperando que llegara el día siguiente, para ver sus deseos hechos realidad. La noche era oscura y a pesar del alumbrado público se veían un gran número de estrellas en el cielo. Acompañado por su padre, Marcos salió al jardín de sus tíos, donde todavía quedaban algunos restos de la nieve que había caído en los últimos días. El pequeño, que nunca había visto un cielo así, se quedó anonadado ante semejante espectáculo. De repente vio caer una estrella fugaz, y tan rápido como pudo, fue corriendo a buscar a su padre. “Papi, papi… acabo de ver un ovni estrellándose contra la Tierra”. Su padre, entre carcajadas, cogió a su hijo en brazos y le dijo: “Marquito los ovnis no existen, lo que habrás visto será una estrella fugaz”. Marcos miró a su padre sonriendo, a la vez que escuchaba: “Sabes hijo, hay historias que cuentan que si ves una estrella fugaz, en el cielo, en Noche Buena, y pides un deseo con todas tus fuerzas, este se hace realidad seguro”. El niño sonrió aún más, se acurrucó en los hombros de su padre y dijo en voz muy baja: “Lo que más deseó es que sea navidad todos los días del año”. Pasado un rato el niño se quedó dormido encima de su padre.
Parecía haber amanecido, Marcos como cada navidad se había levantado el primero para ver si Santa Claus había sido bueno con él. Abrió hasta el último de sus regalos, incluso uno de su hermana. Un año más, Papá Noel había acertado en todo: un scalextric, el último de Mario Bros., la granja de los playmovil… Pasó un gran día con sus padres, jugando con todos sus nuevos juguetes.
Llegó el día siguiente, Marcos estaba impaciente por ver si su deseo se había hecho realidad, se levantó más pronto que nunca, pero para su decepción debajo del árbol de navidad no había nada. Al rato sus padres se levantaron, gritando con todas sus fuerzas: “¡Feliz Navidad Marquito!”. El niño se quedó asombrado al escuchar aquello, y no supo que decir. Tras un inusual y cariñoso desayuno, Marcos y sus padres decidieron ir a dar un paseo por el barrio, para, como ellos decían, “respirar el espíritu navideño. Al salir del portal se encontraron con Vicenta la vecina de arriba, con la que en el pasado la familia de Marcos había tenido grandes problemas por el ruido, sin embargo, los padres de Marcos al verla la cara se abalanzaron a ella forrándola de cariño y amor. Marcos no comprendía semejante cambio de comportamiento, pero las sorpresas no acabaron ahí. Al pasar por la puerta del mercado, donde generalmente se encontraban los más desfavorecidos, Marcos observo un gran número de personas que entre canciones y abrazos intentaban alegrar el día a los más pobres. El mayor de los asombros lo encontró mientras caminaban por la comúnmente conocida como “Calle de los bancos”, donde todos los establecimientos, repletos de gente, habían cambiado su nombre por el de “Banco de Ilusión”. Entraron en el que más gente había y… ¡aquel establecimiento se había convertido en una verdadera fuente de cariño! En vez de dinero se intercambiaban besos y abrazos. Paso a paso, Marcos encontraba sorpresas parecidas, pero no se percataba de lo que estaba pasando.


Tras el paseo, la familia de Marcos decidió ir a la casa de los abuelos a comer, Marcos aún tenía la esperanza de que allí hubiera regalos esperándole. Sin embargo, esto no ocurrió y Marcos concluyo finalmente, pensando que su deseo no se había cumplido. Entonces se dirigió a su padre y le pregunto: “Papi, ¿Por qué hemos venido a casa de los abuelos si aquí no hay regalos?”. El padre se extrañó ante semejante pregunta, y contestó a su hijo: “¿Regalos?, ¿a qué te refieres con regalos?”. “Ya sabes papá, juguetes y todo eso”. Respondió el niño. Observando con detenimiento a su hijo, contesto muy seriamente el padre: “Hemos venido, porque aquí hay regalos, al igual que en todos los sitios por donde hemos estado esta mañana. Donde están los verdaderos y mejores regalos de la navidad: el cariño, el amor, la familia, la solidaridad…”. El chico quedo enmudecido y entonces entendió todo lo que estaba pasando. Pasó algo inesperado, mientras Marcos jugaba a saltar en el sofá se cayó al suelo. De un salto se incorporó en la cama y comprendió que todo había sido un sueño. Era 25 de diciembre, sin embargo esa navidad sería diferente para Marcos, ya que había comprendido el verdadero significado de la Navidad.